1 de Septiembre-Compartimento Slytherin- Slytherins

Brüna Kubilsac tenía ascendencia nórdica, y eso era algo que nadie podía negarlo. Rubia casi albina y medía su 1'80 tranquilamente. O más. Era más alta que yo, y eso ya era decir, no es que fuera bajito para mi edad, vamos. Lo bueno es que, aunque imponía bastante, tenía más espalda que nadie en el colegio que conociese, era un encanto de chica, y descubrí que hablar con ella era muy fácil. Me alegraba que fuera mi compañera en esto de lo de los prefectos.

Tras dejar claro cómo nos íbamos a organizar al llegar al colegio, por eso de que después de la cena tuviéramos que encargarnos de los de primero, volví a cargar con mi baúl y busqué a mis planés para recuperar a Palí, mi pobre lechuza. Al menos sabía que la habrían dejado libre bastante rato, habría salido por la ventana y dado una vuelta por los bosques cercanos. Cuando recuperé su jaula, estaba tranquilamente dormitando.

Me recorrí los pasillos del tren en busca de la señora de los dulces, porque yo no pensaba terminar ese viaje sin unas cuantas ranas de chocolate en los bolsillos. Y unas grageas. Ya era tarde para una porción de pastel de calabaza, comería de eso en el castillo, pero lo demás me era muy indispensable.

Por lo que, con unas cuantas monedas menos y unos cuantos dulces de más, encontré el compartimiento donde estaban Val y Jane.

– Buenas – saludé entrando. Subí el baúl a la balda superior y me senté justo debajo de él. Metí las manos en los bolsillos y saqué una gragea en cada una de ellas –. Un regalo. No prometo que sepa bien, pero va con toda mi buena intención. O eso creo – les dediqué una sonrisa divertida y tendí a cada una su presente.